Del 26 de febrero al 5 de junio de 2016 en la Fundación Juan March de Madrid.
Esta exposición presenta la pintura europea de la postguerra –y hasta mediados de los años sesenta– junto a la fotografía de esas mismas décadas, con la pretensión de que el espectador comprenda la ruptura a la que los artistas se vieron obligados tras la contienda
Y sin embargo, es muy posible que hoy, setenta años después del final de la Segunda Guerra Mundial –cuando la memoria ya no está viva y apenas hay testigos oculares de la catástrofe–, esas deformadas y abstractas formas del arte al ser expuestas sean percibidas, sobre todo «formalmente», como una corriente pictórica más que añadir a la historia del arte, separada (como es propio no solo del paso del tiempo, sino del espacio expositivo) del terrible contexto al que respondía y al que se sobrepuso con gestos de una fuerza casi sin precedentes. Por eso, la exposición LO NUNCA VISTO. De la pintura informalista al fotolibro de postguerra (1945-1965) presenta la pintura europea de la postguerra –y hasta mediados de los años sesenta– junto a la fotografía de esas mismas décadas, con la pretensión de que el espectador se sumerja en el contexto histórico del momento y pueda entender la ruptura que los artistas llevaron a cabo tras la contienda.
La exposición presenta ciento sesenta obras, documentos y filmaciones procedentes de diversas instituciones y colecciones públicas y privadas, nacionales e internacionales como la Fondation Gandur pour l’Art de Ginebra, el Centre Pompidou, la Pinacoteca di Brera, el Museum Folkwang de Essen, la Colección Dietmar Siegert, la Fundación Foto Colectania, el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo Thyssen-Bornemisza o el Museu d’Art Contemporani de Barcelona, entre otras.
LO NUNCA VISTO. De la pintura informalista al fotolibro de postguerra (1945-1965) establece una relación estrecha entre pintura y fotografía gracias a un tipo de fotografía que insinúa planteamientos paralelos a los de la pintura, con trabajos como Chizu–The Map [El mapa] de Kikuji Kawada; además, pone de manifiesto la relación existente entre la abstracción europea de postguerra y los artistas de la Subjektive Fotografiealemana, con fotógrafos como Hermann Claasen, Helmut Lederer, el propio Otto Steinert o el español Francisco Gómez, así como al fotolibro y a la fotografía que se mueve en el ambiguo territorio del documento fotográfico y la forma artística.
En pintura, la muestra compagina la presencia de artistas y fotógrafos de reconocido prestigio (Pierre Alechinsky, Karel Appel, Alberto Burri, Jean Fautrier, Jean Dubuffet, Georges Mathieu, Pierre Soulages, Wols o los españoles Antonio Saura, Rafael Canogar, Manolo Millares, Fernando Zóbel, Gustavo Torner o Luis Feito, entre otros muchos) con magníficos artistas desconocidos (Natalia Dumitresco, André Marfaing o Georges Noël), entre los que además destacan un vigoroso grupo de artistas checos (Jan Klobasa, Jan Kubíček, Pavla Mautnerová o Jiří Valenta) que vienen a representar la vigencia de la respuesta informalista desde aquella parte de Europa que, al acabar el conflicto, quedaría cortada en frío y separada en otro bloque, bajo el dominio soviético.
La exposición incluye también obra de Wolf Vostell y de los pintores del Nouveau Réalisme francés (François Dufrêne, Raymond Hains, Mimmo Rotella o Jacques Villeglé, entre otros), cuyos décollages de carteles publicitarios sobre cine, política y comercio anticipan –como en una especie de negativo fotográfico de lo que enseguida sería el pop– el cambio de conciencia que advendría en Europa a partir de mediados de los años sesenta, y que se materializaría en formas artísticas más bien celebratorias de una realidad social que había pasado de las privaciones de la postguerra al ambiente fuertemente impregnado por el consumo y la publicidad, el propio del capitalismo global, la economía social de mercado y el estado del bienestar, en el que hoy seguimos viviendo. (Fuente: Fundación Juan March)
Georges Mathieu. Composition [Composición], 1951.
Fondation Gandur pour l’Art, Ginebra
© Fondation Gandur pour l’Art, Ginebra. Foto: Sandra Pointet